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Con la subida de precios provocada por la afluencia turística, los vecinos locales no pueden acceder a las viviendas
Administraciones locales y comunidades de vecinos se rebelan contra este peligroso y molesto modelo de negocio que «gentrifica» y empobrece culturalmente muchas poblaciones

El ‘boom’ de pisos turísticos ha transformado el paisaje urbano de infinidad de ciudades, con la desaparición de población local que no puede pagar los precios crecientes de los alquileres o de las viviendas a la venta.
Este fenómeno, denominado «gentrificación», expulsa a la población autóctona de sus barrios y fomenta la estandarización cultural, con un empobrecimiento profundo que va más allá de la dificultad de acceso a las viviendas. Muchas poblaciones se convierten en escenarios de cartón-piedra en los que desde la oferta gastronómica a la oferta cultural está copada por multinacionales franquiciadas y apenas quedan resquicios de población o cultura local.
Para paliar esta situación, muchos municipios están regulando o incluso intentando eliminar de forma total este tipo de usos de las viviendas, como en Barcelona donde se pretende su desaparición en 2028.
Con una oferta de pisos ilegales que se cuentan por miles en toda España, muchas entidades locales intentan «regular y ordenar» un mercado para lograr una convivencia entre el turismo y la protección a los edificios residenciales. Mientras tanto, las empresas tecnológicas culpables de este desaguisado residencial continúan publicitando las bondades de su tóxico negocio mediante publicidad en televisión donde se obvian las nefastas consecuencias de su actividad económica.
En el caso de las Comunidades de Vecinos, los comuneros pueden prohibir de forma total la actividad de los molestos pisos turísticos en sus bloques de viviendas. Fiestas, ruidos de maletas de madrugada, timbrazos equivocados a cualquier hora, borracheras, vómitos o incluso defecaciones de los turistas son algunas de las muchas molestias generadas por este tipo de negocios, además de los ya mencionados efectos nocivos sobre el mercado de la vivienda.
La comunidad de vecinos puede prohibir esta actividad de pisos turísticos con una votación en junta de propietarios y una modificación de los estatutos de la comunidad.
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