El modelo de pisos turísticos de AirBnb y otras plataformas similares está afectando al precio del alquiler para fijo en las ciudades, que se convierte en inaccesible por la presión turística
Además del precio del alquiler, el coste de la vida sube en las zonas con alta oferta de pisos turísticos, lo que también perjudica a los ciudadanos que viven de forma permanente en esas zonas
Captura de pantalla de la aplicación Airbnb, una de las más polémicas porque su modelo de negocio afecta negativamente a las zonas donde funciona
La modernidad nos está superando en muchos aspectos, no hay más que ver los problemas y las dudas que la Inteligencia Artificial está empezando a generar y, en muchos casos como en el de los pisos turísticos, este tipo de nuevos negocios autodenominados «disruptivos» están afectando de forma negativa a la economía y a un bien de primera necesidad como la vivienda.
En realidad, lo que muchas de estas nuevas aplicaciones y modelos de negocio esconden tras bonitas palabras como «economía colaborativa» e «innovación disruptiva» no es más que un capitalismo extractivo salvaje donde la pieza más débil siempre es el trabajador, a quien esconden tras eufemismos como «colaborador» o «rider» en las empresas de reparto.
En Nueva York han decidido cortar por lo sano y poner un serio freno a estos pisos que se alquilan por días: no se podrán alquilar por menos de 30 días si el dueño no está en el piso. La empresa, en defensa de su modelo de negocio, ha considerado que esa medida supone «de facto» la prohibición de su actividad.
En Cantabria, ayuntamientos importantes como el de la capital Santander y varios grupos políticos ya han empezado a tomar conciencia de lo que supone la actividad de los pisos turísticos, dado que está demostrado que el modelo de negocio genera muchas distorsiones en el mercado de la vivienda.
En el capitalismo salvaje, se ha denominado «Gentrificación» al proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo. Este es exactamente el caso con los pisos turísticos, que se alquilan a través de Airbnb y otras plataformas por pocos días, y eso genera un claro efecto en el aumento de los precios de los alquileres para fijo, así como también una subida general en los precios de todos los comercios de la zona.
Además, en muchos casos los alquileres vacacionales generan molestias en las comunidades de vecinos, algo a lo que en una ciudad grande como Nueva York, donde se estima que había más de 40.000 apartamentos turísticos, han empezado a poner freno.
Las autoridades de Nueva York opinan que la presión turística generada por esta proliferación de apartamentos contribuye a que suban los precios de los alquileres para los residentes permanentes y agrava la crisis de vivienda de la ciudad.