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Los grotescos protagonistas de la presunta trama corrupta representan un «machirulismo rancio» con efluvios a puros, putas y Varón Dandy
El hedor es casi irrespirable. Una mezcla de corrupto ‘machirulismo rancio’ con efluvios a Varón Dandy, puros y putas. Todo ello, un clásico, en el ámbito del ladrillo.
La gestión de los ejecutivos presididos por Pedro Sánchez se puede defender cómodamente porque bajo su mandato se han llevado a cabo innegables mejoras progresistas que benefician a la vida de millones de personas en España.
Pero la presunta corrupción que también rodea a Sánchez, por todos los frentes, es difícil de negar, y no es «fango» ni «pseudomedios» de la derecha.
El relato y el mantra mantenido por Sánchez y varios de sus ministros, que denunciaban con vehemencia una presunta confabulación entre Medios de Comunicación, Jueces y Policías se ha caído por su propio peso ante los fuertes indicios de los informes de la Unidad Central Operativa (UCO), esa unidad de la Guardia Civil que la presunta fontanera Leire Díez quería descabezar.
Los audios y las transcripciones dejan poco lugar para la imaginación, y reflejan que nos encontramos ante una presunta trama rancia y «machirula», con putas, mordidas y diálogos de baja estofa.
Las auditorías, un pitorreo
Pedro Sánchez anunció que haría una auditoría externa a las cuentas del PSOE. Todo el mundo sabe, en el mundo de las empresas, que las auditorías no detectan nada que no esté en las cuentas oficiales.
Los pagos en metálico, los sobres y los rulos de billetes atados con gomas, no salen en las auditorías.
Así, es difícil que la «caja B», de haberla, aparezca en los informes de los auditores, lo que convierte a la mayoría de las auditorías en una pantomima de cara a la galería.
La reacción de Sánchez ante los escándalos mayúsculos ha sido tan floja, negando la posibilidad de un adelanto electoral, que coloca al PSOE en una posición muy difícil, ya que la necesidad de hacer una limpieza profunda del partido parece urgente, aunque él no la vea. Si Sánchez quiere salvar al PSOE debería irse, convocar elecciones y no presentarse, impulsando una limpieza total del partido.
El PSOE es un partido centenario y de Estado, una formación clave en la historia democrática de este país, y para continuar adelante debe dejar atrás esta última etapa del «Sanchismo» y buscar un nuevo futuro electoral, ya sin Sánchez.
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