El eurodiputado Luis «Alvise» Pérez, siempre envuelto en la polémica, está viendo estos últimos días cómo muchos de sus seguidores en Telegram le piden explicaciones por los 100.000 euros que el joven sevillano habría recibido del polémico y misterioso «Luis», dueño de un «criptochiringuito» que, como todos, ha terminado por reventar dejando en la cuneta a miles de afectados. A cambio de ese dinero, presuntamente, Alvise ofrecería influencias para beneficiar al negocio de las criptomonedas.
Algunos de sus seguidores, en los comentarios de Telegram, manifiestan sentirse «decepcionados» por Alvise Pérez, tras saberse que recibió esa alta suma de dinero, cuando el máximo para autónomos para cobros en efectivo es de 1.000 euros.
En un mensaje reciente Pérez ha reconocido recibir 100.000 euros de Álvaro Romillo, que se camuflaba con una mascarilla y bajo el falso nombre de «Luis», cabeza de una presunta trama de criptochiringuito en el que miles de personas se han quedado atrapadas sin saber cuándo recuperarán su dinero, si es que lo recuperan.
Romillo, jefe de Madeira Invest Club/CryptoSpain, de cuya empresa emitió una alerta la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), enarbolaba el típico discurso que hemos visto en criptoempresas similares contra el Estado, la banca y las instituciones, un mensaje que puede llegar a calar en determinados sectores de la población que aportan dinero a la organización sin tener garantía ninguna sobre sus «inversiones».
¿Cuándo empezarán las autoridades a poner freno en seco a esta pandemia de chiringuitos de criptomonedas que la mayoría de las veces acaban con miles de personas arruinadas? Solo el tiempo y futuras regulaciones más estrictas para evitar la publicidad presuntamente fraudulenta, y sanciones más duras, nos protegerán a todos como sociedad de este tipo de estructuras.