Carencias de revisores y guardias de seguridad hacen que los gamberros campen a sus anchas en los vagones y en las estaciones
El sindicato reclama más recursos e inversión en seguridad para atajar las agresiones al personal en el sector ferroviario
La representación sindical en RENFE y ADIF ha subrayado que el último episodio de violencia ha ocurrido esta misma semana en la estación de Maliaño cuando un usuario ha reventado un cristal porque la trabajadora le trasladó que no reunía los requisitos necesarios para que se le reembolsara los 10 euros de fianza del abono recurrente. Además, ha incidido en que hay denuncias por insultos, amenazas, rayones en los coches, ruedas pinchadas…
La Sección Sindical de CCOO en el sector ferroviario está ‘ya cansada de buenas palabras y promesas que se quedan en el olvido’. Llevan años denunciando que el servicio de ferrocarril en Cantabria languidece y que su estado es cada vez ‘más deplorable y precario’ y critican que la ‘inseguridad que sufren tanto las personas que trabajan en él como las personas que utilizan el servicio es cada vez mayor’.
Las denuncias de la representación sindical por la falta de seguridad son recurrentes en las reuniones, los comités y las mesas con la empresa, donde CCOO reclama protocolos de acción, más recursos y más inversión para atajar las agresiones a plantilla y ciudadanía.
Ahora, una vez más, vuelven a alzar la voz de forma pública tras el último episodio de violencia ocurrido esta misma semana en la estación de Maliaño, al reventar un usuario un cristal del espacio porque la trabajadora le trasladó que no reunía los requisitos necesarios para que se le reembolsara los 10 euros de fianza del abono recurrente.
“Desgraciadamente no son hechos aislados sino que se están convirtiendo en rutinarios en muchos puntos. Nos han llegado quejas de compañeros y compañeras a quienes amenazan y agreden personas que no reciben la respuesta que esperan a sus consultas, otras que tienen que aguantar insultos o faltas de respeto por personas que están haciendo botellón a sus anchas en apeaderos y estaciones, denuncias porque les pinchan las ruedas o les rayan el coche. Recientemente un compañero fue agredido y otra compañera estuvo de baja por amenazas de muerte con denuncia policial incluida. En la estación de Cabezón los compañeros de circulación tienen que esconderse y llamar a la Guardia Civil por situaciones de peligro… sin olvidar la agresión que costó la vida a un chaval hace unos meses, la cual podría haberse evitado con presencia de seguridad privada.”, ha enumerado David Cuerdo, delegado de CCOO en Renfe.
De ahí que la representación sindical vuelva a insistir en que es ‘imprescindible’ que la empresa tome medidas de una vez, que actúe y elabore un plan de acción y un protocolo efectivo que ataje una ‘situación de miedo e inseguridad que va en aumento’.
Cuerdo ha señalado que la descapitalización que ha centrado la política de la empresa en los últimos años es la responsable de la situación que se vive ahora.
“Faltan interventores, cada vez hay menos, a lo que se suma que han ido perdiendo autoridad. Y, a la vista está, que tanto el plan de seguridad como el personal asociado a esta actividad es insuficiente. Viendo los sucesos que cada vez se repiten con mayor frecuencia y gravedad, es evidente que hace falta más inversión porque no se está haciendo lo necesario para acabar con la inseguridad que existe y que afecta tanto a la plantilla como a las personas usuarias del servicio”, ha insistido Cuerdo.
Para la representación sindical, ‘la inacción por parte de la empresa es total’ y quien lo sufre en mayor medida es el personal, que no se siente protegido. En este sentido, ha hecho referencia a los y las trabajadoras de Logirail, “la filial low cost de Renfe, con derechos y retribuciones muy por debajo de sus compañeros de al lado, pero realizando el mismo trabajo. Se encuentran en una situación más precaria y se enfrentan a estas situaciones sin ningún tipo de protección, pues están abandonados por la empresa. Ya ni siquiera funcionan los botones del pánico que pusieron en taquillas para dar aviso de cualquier altercado que sucediera y tampoco tendrían la respuesta necesaria por seguridad corporativa en caso de que funcionasen”, ha concluido David Cuerdo.