El escándalo saltó hace pocos días, tras conocerse que el popular dúo Oasis se juntaba de nuevo para hacer una gira por el Reino Unido, pero el precio de las entradas llegó a inflarse hasta un 600% en algunos casos. ¿Cómo puede ser?
La clave de todo está en la total opacidad de las grandes empresas tecnológicas. El temido algoritmo, algo que está programado por seres humanos, es como la fórmula de la Coca-Cola, que nadie la conoce al completo, pero nos afecta a millones de personas.
Las empresas tecnológicas, al principio, nos engañaron a todos con bonitos discursos de «democratización», de «economía colaborativa» y apertura de nuevas oportunidades, pero en el fondo de lo que se trataba es de conseguir cuanto más dinero mejor. Puro capitalismo, al estilo más salvaje.
En el caso de Oasis, las entradas fueron sufriendo brutales subidas de precio, gracias a la estrategia de «precios dinámicos» que usan muchas empresas de comercio electrónico, un sistema que modifica el precio de sus productos de acuerdo a la oferta, demanda, fecha y hora de compra, segmentos de clientes y otros factores que afectan al mercado.
Así funcionan los «precios dinámicos»
Pongamos el ejemplo de Oasis para explicar el funcionamiento de esta práctica: se anuncia el regreso de un grupo muy esperado, con el añadido del morbo que tiene al tratarse de dos hermanos que nunca se han llevado bien y pueden incluso pelearse en el escenario.
Esta lógica expectación de los fans en todo el mundo hace que crezcan las búsquedas en internet, y es ahí donde se empieza a alimentar la maquinaria del «Big Data» del que se nutren los algoritmos de las empresas de comercio electrónico.
Cuando las entradas salen a la venta, toda la maquinaria tecnológica de los precios dinámicos combina los datos obtenidos y presiona para que, al existir más demanda de personas viendo las entradas, los precios vayan automáticamente subiendo, en algunos casos a niveles desorbitados. Así, la plataforma infla sus beneficios hasta niveles nunca vistos.
El problema es que estos precios dinámicos pueden llegar a ser abusivos para los consumidores, como en el caso de la nueva gira de Oasis, que afectó a la propia ministra de Cultura Lisa Nandy que se puso a comprar las entradas y vio como los precios de las entradas subían a niveles que dejaban fuera a mucha parte de la población.
Nandy explicó que como consecuencia de esta «frustración» por esta práctica de los «precios dinámicos», ampliamente utilizada en sectores como los viajes y la compra de entradas, la técnica va a ser investigada por el gobierno británico.
Sin duda, una investigación profunda sobre cómo usan las empresas tecnológicas los algoritmos y cómo funcionan por ejemplo para influir sobre quién tiene más visibilidad en sus plataformas, o cómo se gestionan los precios de venta de los productos, contribuirá a añadir algo de transparencia a un mercado digital que en la actualidad es totalmente oscuro y opaco.