Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (PP) – (C) Fotos: David Laguillo
El próximo 23 de julio España se enfrenta a una encrucijada política entre las opciones mayoritarias como son el PSOE y el PP, y a ambos lados otros partidos más radicales.
El resumen de la etapa de gobierno de Pedro Sánchez es positivo, con una extraordinaria gestión de la pandemia de COVID-19 sin «dejar a nadie atrás» porque otras políticas neoliberales habrían dejado a millones de españoles en la cuneta. Además, las subidas de los salarios de los trabajadores y las mejoras en las condiciones laborales, dejando atrás la precariedad, también generan un balance en positivo. En lo negativo, graves errores de su socio Podemos en la «Ley del sólo sí es sí», entre otros.
De Feijóo sabemos que ha gobernado Galicia de forma ininterrumpida, pero VOX es la espada de Damocles que pende sobre su cabeza, y como buen gallego nunca aclara si pactará o no con los de Abascal. Es la gran duda que preocupa incluso a los votantes del propio PP, porque muchos de ellos no están conformes con la visión y las propuestas retrógradas, casi del Medievo, que traen los de VOX en materias tan importantes como la libertad sexual, el machismo o el negacionismo climático.
Lo que está claro es que el próximo 23J los votos al PP no se sabe bien si servirán para meter a VOX en el Gobierno, y los votos que la muy válida Yolanda Díaz puede arañar con su formación Sumar, más bien podrían Restar, pues cada voto que no vaya directo para el PSOE, podría beneficiar a la derecha.